martes, 13 de septiembre de 2016

FABULAS

DE LAS SIGUIENTES FÁBULAS ESCRIBELAS EN EL CUADERNO Y COLOCA LA MORALEJA


La iguana que se negó a cambiar de piel.

Era una iguana vergonzosa que vivía cerca del mar.
Aunque ni siquiera sabía de qué tenía vergüenza.

Un día vio a todas sus hermanas cambiar de piel.
Pero ella se negaba igual como los niños aguantan la respiración bajo el agua.

-¿Qué sucede? –le decían las otras.
Mientras disfrutaban del sol.

-No sé lo que sucede –contestaba la iguana.
Mientras se escondía un poco entre las rocas.

Y es que la iguana en cuestión temía que al cambiar su piel
Algo de su interior se descubriera y pudiera ser visto.

Entonces, mientras estaba entre las rocas.
Un gran animal vino y se la comió.

El tigre que pidió ayuda a un ratón

Érase una vez en el reino de los tigres, uno que contaba con una fuerza increíble y cuyo rugido hacía temblar al resto de tigres que hallaban a su lado. Sin embargo, un día mientras estaba cazando fue capturado por una trampa de la que no pudo escapar.
Tiempo después y antes de que llegasen los cazadores a por él, un ratón salió de una cueva con las primeras luces del alba y se encontró al tigre allí frente a él. Sintió muchísimo miedo y se quedó paralizado.
Aunque el tigre era muchísimo más fuerte que el ratón, decidió no hacerle nada. No obstante, este gesto por parte del tigre no sería enteramente gratuito ya que le pediría, a cambio, que le ayudase a liberarse de las cuerdas que le sujetaban.
El ratón no era más fuerte que el tigre pero en agradecimiento al detalle que tuvo con él y sobre todo, no atacarle, comenzó con sus pequeños dientes a morder las cuerdas que retenían al tigre y una hora más tarde pudo liberarlo.
Desde entonces, aquel pequeño ratón es un fiel amigo del tigre y ambos pasan momentos entrañables de risas y un ambiente ideal.


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